En los últimos meses, una comisión formada por científicos internacionales especializados en el clima ha publicado un informe bastante molesto. Según el informe, ¡sólo quedan 12 años para que nuestro hermoso planeta en el que vivimos alcance un punto de no retorno en términos de cambio climático!
Hense como Hoagard, hoy, día en que celebramos el Día Internacional de la Madre Tierra, nos gustaría hablar de cómo podemos hacer grandes diferencias con una ligera devoción de nuestra vida cotidiana. He aquí algunos pequeños y contundentes consejos que bastan para ser un escudo contra el cambio climático que se avecina.
Tomar conciencia sobre el consumo de energía
Es necesario que nuestros planteamientos sobre el ahorro de energía vayan más allá de la advertencia "Apaga si no es necesario" debido a la magnitud de la crisis climática global que afecta a todo el mundo. En concreto, es imprescindible comprender el valor de la energía para reducir (restringir cualquier consumo energético que libere residuos durante el proceso de producción/consumo) las "huellas" de carbono que dejamos en la naturaleza. En este punto, el mantenimiento anual de la caldera de calefacción central y los radiadores, el uso de este tipo de aparatos en modo de ahorro energético, el aislamiento térmico exterior de los edificios, el cambio de bombillas en casa por otras de bajo consumo y la instalación de paneles solares en tejados y balcones para aprovechar al máximo la energía solar pueden marcar una gran diferencia a largo plazo.
Tomar medidas reales en materia de reciclaje
Si tenemos en cuenta que incluso una pajita de plástico para beber de las que consumimos millones cada día se descompone aproximadamente en 800 años en la naturaleza e intoxica los recursos naturales mientras se descompone, no es difícil ver que el reciclaje es una solución impulsada. En primer lugar, será un buen comienzo averiguar la ubicación de los contenedores de reciclaje para vidrio y plástico en tu barrio y tirar tus residuos domésticos a estos contenedores. También puedes contribuir a la protección de los recursos hídricos entregando tu aceite usado a los equipos de recogida llamándoles por teléfono en lugar de verterlo en el fregadero.
Comer comida vegetariana / vegana al menos 2 días a la semana
Según un estudio realizado por la Fundación Henrich Böll y la Red de Amigos de la Tierra, se necesitan 15.455 litros de agua para producir 1 kg de carne y 1.000 litros de agua para 1 litro de leche. En otras palabras, la producción industrial de carne y alimentos de origen animal arroja desagradables estadísticas tanto sobre la emisión de carbono como sobre el consumo excesivo de recursos hídricos. Sin embargo, el consumo excesivo mencionado no es válido para verduras, frutas y cereales. Por lo tanto, puedes ayudar a reducir el consumo de recursos hídricos comiendo verduras incluso dos días a la semana.
Revisar los hábitos de consumo
Utilizar artículos de segunda mano, reciclar pertenencias viejas e iniciar un estilo de vida minimalista puede salvar no sólo la paz interior y el presupuesto, sino también el futuro del planeta. Asegurarse de que, en lugar de comprar algo innecesario, se utiliza lo que se tiene a mano y, lo que es más importante, evitar comprar productos desechables son pasos vitales para el destino de la Tierra.
Tomar precauciones urgentes para consumir menos agua.
Se considera que la extinción de los recursos de agua dulce es la mayor razón de la crisis alimentaria que se espera que comience 12 años después, a menos que tomemos medidas. Es decir, valorar cada gota de agua que tenemos se convierte en un problema. Es posible tomar muchas precauciones al respecto, como evitar el uso innecesario con grifos fotoeléctricos, no lavar los platos a mano, preferir las vueltas cortas y hacer uso de sistemas alternativos de purificación del agua.
Apoyar la economía colaborativa
El concepto de economía colaborativa, que ya se practicaba activamente en épocas anteriores, vuelve a estar de actualidad con el auge de los nuevos medios de comunicación e Internet. Este concepto espera que la gente comparta sus coches, la comida que cocinan en casa, los libros e incluso su ropa. En otras palabras, mediante las aplicaciones de economía colaborativa que se descargan en los dispositivos inteligentes, es posible compartir tanto los gastos como las emisiones de carbono que se liberan a la naturaleza aceptando a 4 pasajeros más en lugar de consumir un depósito lleno de gasolina que se obtiene sólo para el coche.
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